LOS CUATRO SALAICINOS DE ESMERALDA, COAH. G. 63
(Tomado de: QUINCUAGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA GENERACIÓN 1957-1963 DE LA E.N.R. ABRAHAM GONZÁLEZ DE SALAICES CHIHUAHUA)

Municipio de Sierra Mojada, Coah.
Se han publicado algunas síntesis de testimonios que contiene el libro de la G. 1957-1963 de la Normal de Salaices.
Se pretende cerrar estas sinopsis, agrupando a los compañeros por sus lugares de origen, tratando de resumir la huella más grande que dejaron en el internado y en su trabajo docente, así como datos generales de sus familias.
Hoy nos referimos a los cuatro maestros de la G 63 originarios de La Esmeralda, municipio de Sierra Mojada, Coahuila.

La Esmeralda, Coah.
SOBRE ESMERALDA, COAH.
¿Qué tiene de mágico este pueblo del noroeste de Coahuila para que haya dado hijos tan sobresalientes, honestos, trabajadores, sinceros y solidarios como Marcelino Martínez, Vicente Rodríguez, Lupe Armendáriz y Manuel Moncada, maestros egresados de Salaices en 1963?
La Esmeralda se localiza en el municipio Sierra Mojada, Coah. Su altitud es de 1390 msnm y apenas rebasa los mil habitantes. Cuenta con 230 hogares, casi todos con servicios básicos de agua potable y luz eléctrica.
“Mi pueblito es un mineral que fue descubierto en la era porfirista, en 1878, cuando Néstor Arreola, explorador y gambusino procedente de Mapimí, Dgo., acampó en este lugar con un grupo de compañeros que luego de mantener una fogata encendida toda la noche vieron que las piedras habían escurrido plata”. Vicente Rodríguez Quiroz.
Para ubicar este precioso pueblo debe saber que se encuentra a 182 kilómetros al NO de Hércules, Coah., la población con más habitantes del municipio. Esmeralda se encuentra a 84 km al norte de Sierra Mojada, la cabecera municipal.
Se dice que la riqueza minera de la región suscitó un conflicto limítrofe entre Coahuila y Chihuahua, pues las fronteras no habían sido fijadas exactamente. Los gobernadores de Chihuahua, Lauro Carrillo y de Coahuila, José María Garza Galán, se encontraron en la Ciudad de México con el fin de solucionar el problema. El de Coahuila, conocedor de la afición de Carrillo a la bebida, lo invitó a cenar al Café Tacuba, Carrillo pronto estuvo ebrio y en un arranque de "amistad" resolvió renunciar a cualquier reclamo sobre Sierra Mojada. Desde entonces Sierra Mojada es de Coahuila. (Wikipedia).
Si usted viaja de Escalón Chih., hacia el norte, por un camino paralelo a la vía del tren, en un par de horas llegará a Sierra Mojada, tal como lo hizo hace muchos años el equipo de béisbol de la Normal de Salaices, según relata el maestro José Guadalupe Gutiérrez.
La comunicación con Sierra Mojada es principalmente por el ferrocarril que se usó como medio de transporte del mineral. Se comunica con Escalón y La Perla, Chihuahua, en un sentido, y con Cuatrociénegas y Monclova, Coahuila, en el otro.
♣

MARCELINO MARTÍNEZ SÁNCHEZ
Es el Cronista de Ciudad Cuauhtémoc, Chih. desde el 20 de enero de 2010 y el único sobreviviente de los cuatro compañeros de Esmeralda Coah. que ingresaron a Salaices en 1957 y egresaron en 1963.
Marcelino y otros niños habían terminado su instrucción primaria y se les presentó la oportunidad de ir a estudiar a Salaices, gracias a la influencia que sobre ellos ejerció su joven maestro de 6º año.
“¿Qué elementos concurrieron como molde para nuestra formación? Fundamentalmente nuestra procedencia humilde, además, el deseo de ser profesores para ir a servir a los marginados de México”.
“El sello de garantía de Salaices lo exhibimos con altivez porque nuestra escuela tuvo variantes extraordinarias, de tal forma que no había un solo alumno que no se sintiera atraído por alguna de las múltiples actividades que ahí se desarrollaban”. Dice el maestro.
“De todo lo existente en la Normal nos nutrimos bastante bien. De lo no visible, pero que rondaba, también. Todo eso se manifestó en nuestra participación posterior en movimientos sociales que llamaban al compromiso".
El profesor Marcelino recuerda las palabras de uno de los sabios maestros que impartió clase en Salaices, Abdón González Arellanes:
“La planta generadora de luz de Salaices provenía de un barco de la flota a la que pertenecieron el Faja de Oro y el Potrero del Llano. La campana que llamaba a clases -cuando sustituía al corneta de guardia- en la Normal fue la que el General Villa tenía en la escuela de Canutillo. Al morir aquella escuela, la campana fue rescatada por Pedrito Arrieta, uno de los trabajadores, quien se la trajo a la Central Agrícola de Salaices. Tiempo después la misma campana pasaría a la Normal de Saucillo, y serviría para llamar a las muchachas".
Más símbolos había en Salaices: el propio maestro Jesús Pallares Flores fue uno de ellos: significaba la irrupción de Villa en Columbus el 9 de marzo de 1916, en donde una bala desfiguró la cara de maestro: “Mis cicatrices en el rostro no me las gané en la cantina, me las gané en Columbus”, decía el noble maestro.
“Cabe pensar que Jesús Pallares Flores o fue un Dorado de Villa o tuvo buen rango en las tropas villistas”, dice el maestro Marcelino, Cronista de Ciudad Cuauhtémoc y sus alrededores.
Marcelino Martínez nació el 26 de abril de 1943, en Esmeralda, Coah. Su padre fue el señor Sabino Martínez Vázquez y su madre la señora Paula Sánchez Ramírez. Tuvieron nueve hijos, Marcelino fue el sexto.
La esposa del maestro Marcelino es la profesora María Del Carmen Arellano De la Torre, egresada de la Normal de Saucillo. Tuvieron cuatro hijos. Tienen diez nietos.
Al morir su hijo Joel, la maestra María del Carmen y el profesor Marcelino adoptaron como hijas propias a la esposa del fallecido y a la hija de ambos.
Cursó la especialidad de Historia en la Normal Superior José E. Medrano de la Ciudad de Chihuahua. Laboró en las escuelas primarias de Tomochi, Cajurichi y Fabela, Chih. Después impartió clases en diversas escuelas de Ciudad Cuauhtémoc.

Ciudad Cuauhtémoc, Chih. "La ciudad de las Tres Culturas"
Gracias a su buena salud, ya jubilado ha realizado diversas actividades: Participa en el Centro de Estudios de Investigación Histórica de Chihuahua y en la Sociedad de Estudios Históricos de Ciudad Cuauhtémoc. Como Cronista sigue investigando hechos históricos. Registra sus investigaciones y las divulga a través de conferencias en el estado de Chihuahua. Su influencia en los municipios vecinos es cotidiana, ordenando archivos. "Soy un cronista que no cobra, para no perder libertad”, dice el profesor.
La plática del maestro Marcelino es sumamente interesante. A quienes hemos tenido la suerte de convivir con él todo un día nos ha maravillado. Él invita al visitante a hacer un recorrido por la ciudad, después a Carichí, a 60 km de Cuauhtémoc, luego a Cusihuiriachi, al Museo Menonita y a la Hacienda de Bustillos.
En Carichi esperamos la Conducta de la Plata, una representación de la caravana de arrieros y carretas que ascendían desde Batopilas hasta las crestas de la Sierra Madre, con las barras de 35 kilos de plata cada una, hasta llegar a las postas para descansar, alimentarse y cambiar los animales de tiro, y llegar al Banco Minero de la Ciudad de Chihuahua. Eran los tiempos de don Porfirio, cuando Alejandro Shepherd se llevó a los EEUU miles de toneladas de plata desde el fondo de la barranca.
El largo recorrido por la región termina en un pequeño chalet que el Maestro construyó en medio del bosque cercano al Picacho, en Colonia Anáhuac.
Larga vida, maestro.
♣

JOSÉ GUADALUPE ARMENDÁRIZ SIFUENTES (†)
Murió en 2001. Su familia le hace un reconocimiento como el gran padre, esposo y maestro que fue.
Nació el 30 de abril de 1940 en Esmeralda, Coah. Sus padres fueron José Concepción Armendáriz Serna y Ana María Sifuentes Ontiveros.
Cursó los seis años en la Normal de Salaices, tres de secundaria y tres de profesional. Inicialmente prestó sus servicios docentes en Guazapares, Chih, junto con su entrañable amigo y compañero de grupo Gilberto Isidro Giner Gallegos. Después estuvo en Ejido Ojo de Agua, municipio de Conchos, Chih.
Contrajo nupcias con Elvira Sepúlveda Torres, con quien procreó cinco hijos. Pasó al Ejido Maravillas de la misma región centro sur del estado. En Delicias fue cofundador de la Escuela Benito Juárez, donde entrenaba a los niños en atletismo, escolta y coro escolar, conservando el primer lugar regional en interpretación del Himno Nacional durante once años consecutivos.

Ciudad Delicias, Chih.
Se jubiló en 1994, tras treinta años de servicio a la educación. Falleció el 8 de noviembre de 2001 de infarto al miocardio.
“En honor a un gran maestro y padre, yo continuaré tu obra”, le dice su hija Alba Soar.
La maestra Eduviges Lozoya, de la Escuela Benito Juárez, le dice: “Yo creo que Dios necesitaba un ángel con sus características y por eso lo llamó y estoy segura que allá en el cielo sigue haciendo reír a todos”.
“Para mí fue el mejor maestro, el más fregón de todos”, le dice su alumno Jesús Manuel Torres, hoy de 49 años.
“Gracias Dios por esa persona tan maravillosa que pusiste en nuestro camino, porque pudimos afrontar los problemas de la mejor manera y disfrutar de los triunfos alcanzados”. Gracias, mi amor, Gracias papi. Tu esposa e hijos.
El maestro Lupe Armendáriz Sifuentes es homónimo de don Lupe, nuestro querido maestro de herrería y fragua en Salaices. En Delicias dejo gran huella. Falleció joven.
Descanse en paz.
♣

MANUEL DE JESÚS MONCADA SALAZAR (†)
Moncada fue el cartero de la Generación 63 y el mayor de los niños que llegaron de Esmeralda; platican que ponía música en el comedor de la Normal y que enseñaba a bailar.
Tuvo un prematuro deceso.
Nació en Esmeralda, Coah. el 31 de mayo de 1940. Sus padres fueron Carlos Moncada Sifuentes y Juana Salazar Sánchez. Tuvo un hermano de nombre Román.
Cursó los tres años de secundaria y los tres de normal en Salaices, Chih. Los datos que consiguió el maestro Rodolfo Rojas sobre la vida de Moncada son escuetos.
Inició sus servicios docentes en Rancho del Monte, municipio de Temósachi, Chih. Tal vez en esa misma comunidad, el maestro Moncada estableció un modesto negocio de abarrotes, lo que le generó un ahorro y con lo que recibió de aguinaldo pudo completar el enganche de un auto Wolkswagen, que andaba de moda.
El profesor Manuel Moncada falleció en un accidente junto con su hermana a quien iba enseñando a manejar en una carretera cercana a Cuatrociénegas, Coah.
Está sepultado en Frontera, Coah.
Descanse en paz.
♣

VICENTE RODRÍGUEZ QUIROZ (†)
Nació el 19 de abril de 1944 en Esmeralda, Coah. Sus padres fueron María De la Luz Quiroz Espino y Manuel Rodríguez De la Cruz, ella originaria de SLP y él de Saltillo. La bonanza de la plata los llevó a Sierra Mojada.
Fue el mayor de ocho hermanos. Su esposa es la maestra Rosa María Perales Ontiveros, egresada de la Normal de Saucillo, Chih. Tuvieron tres hijos: Aydé, maestra; Edith, arquitecta; y Fernando, ingeniero. Tienen diez nietos y cuatro bisnietos.
“Todas las dificultades, vicisitudes, sinsabores, penalidades y trabajos que nos tocó vivir han valido la pena”. Palabras del maestro Vicente.
Cursó la primaria en su pueblo, siendo su maestro de sexto año y director de la escuela el profesor Ignacio Luna, egresado de Tamatán, quien los impulsó a seguir estudiando.
Cursó la secundaria y la Normal en Salaices, de 1957 a 1963.
Recuerda que estuvo a punto de ser expulsado de Salaices junto con su paisano Lupe Armendáriz. Habían echado una lumbrita en las inmediaciones de la Normal, cerca de un álamo, sin saber que al día siguiente serían acusados de haber incendiado un árbol. Chuy Bañuelos García -el Chucho Bañuelos- paisano de ellos que iba un poco más adelante, los alcanzó en la carretera y los regresó a la escuela, no habiendo problema de ser aceptados, pues se trató de un accidente.

Escuela Normal Rural de Salaices, Chih. (1927-1969)
Fue electo secretario general de la sociedad de alumnos de Salaices, Chih., en el ciclo 1961-62, tocándole vivir momentos de incertidumbre dentro de la FECSM cuando ésta se dividió en 1962, en el Congreso Nacional de La Huerta, Mich., resultando electo con un voto Lucio Cabañas, de Ayotzinapa, pero con protestas de la planilla perdedora encabezada por el salaicino Antonio Valtierra.
Las protestas, afirma Vicente Rodríguez, obedecían a que la elección no había sido limpia, pues obró en ella mucha “tenebra” política. La FECSM se dividió en dos partes: una denominada Consejo Nacional Permanente y otra, el Comité Ejecutivo, que encabezaba Lucio Cabañas Barrientos.
El Consejo pedía nuevas elecciones y el Comité no aceptó. Después nombraron al primer presidente del Consejo Permanente, cuyo nombre no recuerda bien, pero parece que se llamaba Agripino, de El Mexe.
Enseguida fue presidente del Consejo, Vicente Rodríguez, luego Miguel Quiñones y posteriormente Joaquín Puentes Segura quien, en 1964, en Cañada Honda, Ags., logró pactar la unidad entre los dos bandos.

Menciona el güero Vicente a un compañero muy destacado, egresado de Salaices, llamado Manuel Ortega Cervantes, como el salaicino que llegó más lejos políticamente, el más experimentado, pues fue dirigente de la FECSM desde 1947, ocupando carteras en la CJM y en la FMJD y participando en congresos a nivel internacional. Fue Manuel Ortega Cervantes un valioso asesor para enfrentar el cisma de la FECSM.
El güero Vicente fue uno de los políticos más centrados de Salaices. Le tocó conocer a Arturo Gámiz cuando andaban organizando la Federación de Estudiantes Chihuahenses -FECH- en 1961, junto con otros compañeros como Eduardo Rodríguez Ford y Ramón Sánchez Soto.
En la graduación de maestras de la Normal de Saucillo, Arturo Gámiz estuvo presente por su amistad con la secretaria general de la Sociedad de Alumnas, Magdalena Ortiz, que por cierto acaba de fallecer (Noviembre de 2020).
El maestro Vicente habla en su testimonio del asalto al Cuartel de Madera, pues él y varios maestros egresados de Salaices trabajaban en esa región.
De su desempeño profesional en Arisiachi, platica sobre una epidemia de escabiosis o sarna que los maestros enfrentaron y resolvieron. Y se refiere también a un pliego petitorio que presentaban al gobierno, donde solicitaban que la carretera Chihuahua-Sonora pasara por Arisiachi y Tomochi, además, que se abrieran centros de salud e internados indígenas.
Tiempo después el maestro Vicente se fue a su tierra y después a México, donde recibió el apoyo de Manuel Ortega. Vino el trabajo temporal en una fábrica de refrigeradores y después la ubicación en una escuela de Tlaxcala, gracias a la intervención del maestro García Montes, quien era director de la ENR de Panotla, Tlax. El apoyo del maestro José Santos Valdés fue fundamental en su reubicación.
Trabajó en una comunidad cerca de Apizaco, después en otras comunidades. Se fue a Cuatrociénegas a trabajar en escuelas de los ejidos, luego en el CETA 22 de Ciatrociénegas, y en Xocoyucan, Tlax, nuevamente.
Su vida profesional fue tortuosa: la desarrolló en Chihuahua, Coahuila y Tlaxcala. Llegó a Santa Teresa, Coahuila, que antes había sido Normal Rural y que ahora funcionaba como secundaria técnica con internado. Luego en otras secundarias técnicas y puestos administrativos, hasta jubilarse en enero de 2008.
En 2002 colaboró en una comisión llamada Espacio Histórico, escribiendo biografías de educadores notables de Coahuila, como José Santos Valdés y Teodoro Aguilar Bermea, entre otros.
Él y sus compañeros de la G 63 formaron un grupo con el nombre de Miguel Quiñones Pedroza y lograron que su nombre fuera inmortalizado al nombrar así al Centro de Atención Múltiple de Torreón, la Telesecundaria de Colonia Nueva California, en Torreón, el Aula Magna de la UPN en Tijuana, una escuela primaria de la Colonia Sahuaros de la ciudad de Chihuahua y otra en el fraccionamiento Manuel Gómez Morín de Ciudad Juárez.

Otro esfuerzo en el que participó el güero Vicente fueron los Encuentros de Maestros Jubilados de la Zona Norte, que se suspendieron por causa de la inseguridad.
En un segundo testimonio -en este mismo libro-, denominado “Nuestro grupo”, se refiere a los 34 alumnos que llegaron en 1957 a Salaices, como el núcleo original en torno al cual se fueron agregando nuevos compañeros.
Recuerda con cariño a sus maestros en la secundaria: Guillermo Muñoz (Historia y Civismo), Jesús Pallares Flores ) Inglés y Música); Armando Rivera Páez (Geografía); Inocente Fernández Delgado (Dibujo y Artes Plásticas); Roberto Rojas (Educación Física); Roberto García Montes (Matemáticas); Jaime Álvarez Constantino (Física y Química); Consuelo Salas (Lengua y Literatura); Roberto Talamantes (Biología); Víctor Luján (Agricultura); Eduardo Torres (Carpintería); Salvador Talamantes (Mecánica) y Guadalupe Armendáriz (Herrería).
En profesional fueron: Abdón González Arellanes (Lógica, Ética y Estética), Andrés Silva Zavala (Técnica de la Enseñanza); Felipe Moreno (Educación Física); Raúl Luna Niño (Educación musical); Rosemberg Ledezma (Problemas Económicos de México); Menalio Villanueva (Psicología y Psicotécnica Pedagógica); Dionisio Espinoza (Literatura Universal); Profesor Osorio (Higiene Escolar) y Teodoro Medrano (Psicología).
Otra parte de su formación la obtuvo de sus propios compañeros y de las organizaciones a las que pertenecía Salaices, como la FECSM, la CJM, la FMJD y la UIE. "Las asambleas de la sociedad de alumnos eran crisoles de educación pública", dice el maestro Rodríguez.
El sistema de normales rurales, que nació en 1941, formó parte de la Edad de Oro de la Escuela Rural Mexicana, admirada en el extranjero. Salaices perteneció desde 1927 a un sistema exclusivo de ocho Escuelas Centrales Agrícolas, obra consentida del presidente Calles. Esas ocho escuelas fueron: Salaices, Chih., Santa Lucía, Dgo., Tamatán, Tamps., Roque, Gto., La Huerta, Mich., Tenería, Mex., El Mexe, Hgo. y Champusco, Pue.
Después se convirtieron en Regionales Campesinas y, en 1941, en Normales Rurales, 29 en total, más seis escuelas Prácticas de Agricultura.
Después de los hechos de Madera (1965) y de la masacre de Tlatelolco (1968) México cambió radicalmente, no solo por esos sucesos sino porque el socialismo se derrumbó dejando que el capitalismo se extendiera con una nueva fuerza, el neoliberalismo, que ha pugnado por la globalización de los mercados, el debilitamiento del nacionalismo, la pérdida de los valores y la corrupción.
“El hecho de haber vivido tres y hasta seis años juntos en el internado nos convirtió en hermanos”. Junio de 2013. VRQ.

♣ ♣ ♣
Texto: Ramón Gutiérrez M. Diciembre de 2020, el año de la pandemia.